El trastorno antisocial de la personalidad en México
La personalidad está constituida por rasgos característicos de pensamiento, afectividad y estilos de comportamiento que tienden a expresarse en formas básicas, relativamente estables y transituacionales a lo largo del tiempo. En ciertos individuos algunos rasgos pueden ser gravemente disfuncionales, por lo que presentan alteraciones que son descritas como trastornos de la personalidad. Un trastorno de la personalidad (TP) es definido por el DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) como un patrón rígido de experiencia interna y de conducta que se desvía marcadamente de las expectativas culturales del individuo, es persistente e inflexible, tiene su inicio en la adolescencia o en la adultez temprana, es estable a través del tiempo y conlleva malestar o deterioro.
Uno de esos trastornos es el trastorno antisocial de la personalidad (TAP), que ha sido objeto de investigación desde la antigüedad con el interés de intentar explicar su etiología y los factores de riesgo que influyen en su surgimiento.
El TAP es una condición psiquiátrica que causa un patrón en curso de manipular a otras personas y violar sus derechos. Las personas con este trastorno no siguen las normas de la sociedad y con frecuencia incumplen la ley. Es característico que los sujetos con este diagnóstico sean completamente indiferentes a los sentimientos y al dolor ajeno, y que muestren un patrón profundo de falta de remordimientos junto con decisiones irresponsables. Los pacientes con TAP característicamente muestran fácilmente irritabilidad y sentimientos agresivos hacia los demás, los cuales se expresan en el contexto de la amenaza o la intimidación. El DSM-IV-TR lo describe como un trastorno caracterizado por un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años.
Prevalencia en el país
El trastorno antisocial de la personalidad (TAP), afecta a cinco por ciento de la población en México; de ellos, uno por ciento desarrolla una psicopatía. Se caracteriza por desencadenas actitudes antisociales como romper las reglas y mentir para conseguir beneficios propios sin sentir remordimiento.
La prevalencia de TAP es mayor en hombres que en mujeres, probablemente porque en el diagnóstico se acentúan rasgos de agresividad, socialmente relacionados con la conducta masculina
En México, hacen falta instrumentos clínicos para abordar este tipo de afecciones, porque el tratamiento es complejo, y una vez que el trastorno psicopático se presenta, es difícil lograr un cambio en la persona.
En mediciones que se realizaron en 1997, 2000 y 2003, en estudiantes adolescentes del nivel escolar medio y medio superior de escuelas públicas y privadas del Distrito Federal, en un estudio que buscaba las tendencias de la conducta antisocial, se encontró que de 1997 al 2000 hubo un incremento del 1.9% de cualquiera de las conductas antisociales, y del 2000 al 2003 el aumento fue de 6.7%. En términos generales, el estudio concluye que hubo un incremento para conductas antisociales no graves relacionadas con violencia y robo, como lo serían tomar parte en riñas, golpear o dañar objetos, golpear o herir a personas, tomar mercancía sin pagarla y robar dinero o valores por 50 pesos o menos; así como de conductas antisociales graves, específicamente la sustracción de dinero o valores mayores a 500 pesos y atacar a alguien usando un objeto o arma, aunque esta última conducta con incrementos menores.
Instituciones y programas para enfermos mentales en el país
La dimensión y características de las enfermedades mentales no son ampliamente conocidas y es difícil, encontrar estadísticas confiables sobre la epidemiología, así como sobre el impacto en el bienestar de la población. En México, entre las principales quince causas de pérdida de vida saludable (AVISA), se encuentran las enfermedades psiquiátricas y neurológicas que representan en conjunto el 18% del total de AVISA.
Existen organizaciones y estudios que se encargan de analizar el comportamiento de los enfermos mentales, mas no una institución que avale sus derechos y los proteja como individuos. Los organismos reguladores dan prioridad a las personas con discapacidades mentales y trastornos de aprendizaje.
Las enfermedades crónicas y los traumatismos se están convirtiendo en las principales causas de muerte e incapacidad. Los Planes Nacionales de Desarrollo establecen como meta mejorar las condiciones de salud de los mexicanos, pero no se detalla profundamente medidas en cuanto a los trastornos de la personalidad.
Por ello es preciso decir que desafortunadamente el país, la sociedad en general y el gobierno no le dan la importancia necesaria a la salud mental y los enfermos mentales, pues las medidas y los programas son escasas para cuidar de este sector
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